jueves, 17 de febrero de 2011

My last breath

Dolor…Dolor…Dolor…

Esa era la única palabra que evocaba mi torturada mente. Mis descontroladas lágrimas mojan mi cara. Buscaba en mi interior algo que me hiciera evitar lo que iba a llevar a acabo. Sólo veía recuerdos que fueron felices, pero ahora no hacían más que torturarme sin descanso.

No pude soportarlo más, me seccioné la muñeca con el cuchillo que agarraba en mi mano derecha. De ella emanó una sangre roja como el carmín. Mi cuerpo se desplomó en el duro y frío suelo esperando lo que tanto deseo…mi muerte.

De repente apareció, como si de un sueño se tratara. Él me abrazó aterrado. ¿Cree que apretándome contra su cuerpo va a evitar lo que tanto deseo?

Él la observaba aterrado, viendo como esa chispa que siempre le hacía sonreír desaparecía de sus ojos. Empezó a notar que la respiración de ella cada vez era más errática. Se dio cuenta de que no podía hacer nada por su pequeña. La angustia llenaba su corazón a cada segundo, llenando sus negros ojos de lágrimas representantes de la gran pérdida que estaba produciéndose.

Al fin llegó lo que yo más deseaba. Con un hondo suspiro dejé que mi mutilada alma saliera de mi cuerpo, exhalando mi último aliento.

viernes, 11 de febrero de 2011

Comenzar...

Siempre ha sido bonito empezar algo. Esa emoción inicial. Todo es nuevo, todo es grandioso, nada puede salir mal. Aquí estoy yo y mi condición.

Por una parte, es un sentimiento fabuloso. Por otra, es efímero. Tarde temprano te caes de la burra y te das cuenta que es más de lo mismo.

Empiezo este blog con ganas y con mucha ilusión. Con ganas de compartir con la gente lo que siento. Mis inquietudes, mi afán por hacer, de algo triste, algo bonito y de algo alegre, algo más bonito aún.

Gracias por mirar este pequeño trozo de mi alma, de mi bahúl de los recuerdos. Y sobre todo, gracias a tí, Raquel, por animarme a comenzar :)

Un besin a todos.